lunes, octubre 15, 2012

Error de Interpretación

Clausewitz en su libro De la guerra (el libro occidental mas importante sobre el tema) sostiene que para mantener este monstruo bajo control se requiere que sus medios estén subordinados a los fines de la política.

Pero que pasa cuando los fines de la política apuntan a un objetivo errado. Que pasa cuando la política seguida es fruto de interpretaciones erradas. Que pasa cuando el instrumento de la guerra se pone en marcha contra quien finalmente no es el determinante de lo que se quiere atacar con la guerra.

Pasa lo que pasa en la Colombia de hoy. Que entre mas los derrotes con la guerra, mas ganan políticamente.

La cosa es más o meno así: Álvaro Uribe Vélez es un preso más de la interpretación marxista de la historia (a pesar de sus muchos esfuerzos por librarse de ella). Si bien, rechaza la teoría según la cual la guerra en Colombia tiene su origen en una lucha de clases. No atina a dar con el agente productor de esa guerra, al atribuírsela a una amenaza terrorista, con lo que mas bien vuelve (tiernamente si se quiere) al terreno de marx, al establecer que los alzados en armas son algo así como unos campesinos embrutecidos.

Cuando la verdad monda y lironda, es que en esta, como en todas las guerras revolucionarias que se han montado, desde la revolución francesa, ha sido una elite de notables, algunos burgueses, algunos aristócratas, quienes le han metido candela al tema. La evidencia de ello en la revolución francesa es abundante, y ahora en la Colombia de hoy basta asomarse a la pasarela por la que desfilan con sus adornados penachos las elites afines a los Santos, para pavonearse y por sobre todo premiarse y de paso premiar a sus cachorros.

Entonces desde el estado y con las armas que este permite, (de ahí el redundante concepto de Seguridad democrática) el buen gobernante Álvaro Uribe atacó los síntomas de la guerra, pero nunca atacó sus causas,  que obviamente no necesitaban del arma de la guerra sino del arma de la política, de una posición política que los delate y los enfrente, la cual no existió y nunca vendrá.

Pero lo sucedieron en el ejercicio del poder y gracias a siniestro engaño, los causantes de ese guerra, que como es obvio al coronar y al no ser enfrentados desde la política se preparan para la repartición del botín.

Tan en babia ha estado siempre Álvaro Uribe sobre las causas del conflicto, que ha designado como su segundo sucesor al tibio de Oscar Iván Zuluaga.