lunes, mayo 11, 2009

Ni lo uno, ni lo otro

Atendiendo a la peregrina tesis que tanto circula por ahí, según la cual (y de forma ramplona) se afirma que elegir al presidente por tercera vez es el hartazgo en el desequilibrio de poderes dada la acumulación de poder en el ejecutivo en un sistema que ya de por si presidencialista, hay que decir lo siguente.

Sí aqui hay presidencialismo, debemos reconocer que es el más
desteñido de todos. Con la Constitución del 91 las funciones del presidente quedaron súper recortadas y más que un presidente aquí tenemos es un mayordomo. Veamos:
El banco de la república (con minúsculas) como bien lo indica su nombre es una república aparte que maneja a su antojo la política cambiaria, crediticia, y financiera del país, sin ninguna representación y sin ninguna responsabilidad, donde el gobierno central no pasa de amanuense.
La fiscalía que en casi todas partes depende del ejecutivo aquí depende de la rama judicial.
En los verdaderos presidencialismo el ejecutivo tiene incidencia directa en el legislativo (el vicepresidente de la USA es es presidente del congreso).

Si nos atenemos a la realidad el verdadero centro de poder de este país después de la malhadada constitución del 91 recae en alguien que nadie eligió, que no es representativo de la voluntad del soberano, que no responde por nada y ante nadie, por sus matonescas decisiones. Si. Claro, hablo de la rama judicial y en especial de la CSJ. Con el agravante de que si a la constitución se le fue la mano al poner a gravitar allí las grandes las decisiones del poder, a sus espurios integrantes, podridos seres humanos, no les ha temblado la codicia para asaltar a las otras ramas del poder y dar verdaderos golpes de estado, y tratar de crear la menos democrática de las naciones.

A todo ese abuso de poder ha tenido que hacer frente el gobierno de AUV, convirtiéndose en el único contrapeso del desquiciado poder de los jueces. Con lo que queda claro que no hay tal desbordamiento de poderes con una tercera elección del presidente, no es ni de lejos una tiranía por la tal acumulación del poderes del presidente. Todo lo contrario es apenas una timida respuesta a la dictadura de los jueces corruptos.

De otro lado, afirmo que una tercera elección de un presidente no lo convierte automáticamente en un caudillo, ni en un salvador, ni en un mesías. Lo convierte en lo que es: Un político exitoso. Que si, que lidera el anhelo de un pueblo por salir de la oscura noche de la violencia justiciera, sin que por ello se nos haya chupado, ni nosotros endosado nuestras estructuras mentales que entienden la patria como tierra de democracia y esfuerzo. Cosa que en su momento ocurrió en el pasado reciente, con su propio proceso, en el Reino Unido con Margaret Thatcher.

En síntesis lo que he querido exponer en los dos últimos artículos, es que la tercera elección de Uribe no significaría ni un desmonte de la institucionalidad Colombiana, ni crearía a favor suyo una acumulación de poder que desquise los contrapesos de la democracia. Sino todo lo contario que esta de acuerdo con la institucionalidad historia del país (articulo anterior), y que serviría de contrapeso a el poder descarriado de la mal llamada justicia.

Que en últimas han sido los argumentos en contra de la reelecion, que se ha traído por aquí y por allá. ¡Ahh! y de ñapa sostengo que no se le está endosando la voluntad de un pueblo, sino que se esta abriendo camino y se esta forjando para convertirse de una vez en una verdadera democracia.